jueves, 30 de septiembre de 2010

La Lámpara

“Hace mil años un hombre caminaba por las oscuras calles de una ciudad de Oriente, con una lámpara encendida.
Caminaba y caminaba…su paso era firme y seguro a pesar que la ciudad se tornaba muy oscura, en noches sin luna como aquella.
De pronto encuentra un viejo amigo de su infancia, quien lo reconoce y le dice:
_ ¡Qué haces Guno, ciego con una lámpara en la mano? Si tú no ves…
_ Es que yo no llevo la lámpara para iluminar mi camino; conozco la oscuridad de estas calles de memoria; llevo la luz, para que otros encuentren su camino, cuando me vean a mí.
Cada uno tiene una luz en su corazón, y esa luz es un regalo de Dios, a pesar que no es fácil alumbrar el camino de otros, debes intentarlo porque otras personas, en lugar de alumbrar el camino de los demás, lo oscurecen, y allí es donde debes estar vos.
¡Cómo lo oscurecen? A través del desaliento, la impaciencia, el egoísmo, el desamor, el odio, el resentimiento…
Por eso, tienes que ser una luz que brille mucho, siempre iluminando el camino de los demás, como lo hiciste cada uno de los días de este año, iluminando mi vida, brindando una luz de… esperanza en el corazón y así nuestra propia oscuridad se minimiza.
¿Cómo lo iluminas? A través del amor, el compartir, la tolerancia, el aliento y el perdón. Quiero que recuerdes estas palabras y las guardes en tu corazón:
“De nada sirve ser luz, sino iluminamos el camino de los demás”
¡Gracias por haber iluminado mi camino!

Quiero también agradecerles a mis colegas y compañeras de la Escuela 9, D.E.21, turno tarde, el haberme hecho este hermoso regalo, en el día del bibliotecario/a.
Un fuerte abrazo!!!
Sandra