viernes, 31 de mayo de 2013

No existe un día más hermoso que el día de hoy

Elsa  Bornemann

 No existe un día más hermoso que el día de hoy

La suma de muchísimos ayeres forma mi pasado.Mi pasado se compone de recuerdos alegres...tristes...

Algunos están fotografiados y ahora son cartulinas donde me veo pequeño, donde mis padres siguen siendo recién casados, donde mi ciudad parece otra.
El día de ayer pudo haber sido un hermoso día...Pero no puedo avanzar mirando constantemente hacia atrás. Corro el riesgo de no ver el rostro de quienes marchen a mi lado.
Acaso el día de mañana amanezca aún más hermoso...
Pero no puedo avanzar mirando sólo el horizonte.Corro el riesgo de no ver el paisaje que se abre a mi alrededor.
Por eso, yo prefiero el día de hoy. Me gustaría pisarlo con fuerza, gozar de su sol o estremecerme con su frío, sentir como cada instante me dice ¡¡¡Presente !!!
Sé que es muy breve, que pronto pasará, que no voy a poder modificarlo luego ni pasarlo en limpio...Como tampoco puedo planificar demasiado el mañana: es un lugar que todavía no existe.
Ayer fuí. Mañana seré: Hoy soy.
Por eso hoy te digo que te quiero...
hoy te escucho...
hoy te pido disculpas por mis errores...
hoy te ayudo...
hoy comparto contigo lo que tengo...hoy me separo de ti sin guardarme ninguna palabra para mañana...
Porque hoy respiro, transpiro, veo, pienso, oigo, sufro, huelo,lloro, trabajo, toco, río,amo...

Hoy.

Hoy estoy vivo.

Como tú.

Un elefante ocupa mucho espacio. Elsa Bornemann


martes, 28 de mayo de 2013

El baile del 25 de mayo ...

Cuando se estaba acercando el 25 de Mayo, nos reunimos con las seños para pensar la manera de celebrar esa fecha… había muchas ideas, claro… hasta que dijimos: ¿Por qué no bailando, organizando una gran fiesta? Nuestros antepasados así lo hicieron. Los hombres y mujeres de aquella época se bailaban la vida, así como también la perdían luchando por sus ideales.
Así se fue esbozando un Bailando por un sueño … revolucionario…
Las danzas populares criollas venían de la época de la colonia, donde se habían integrado con bailes y rituales de los pueblos originarios. A partir del 25 de mayo de 1810 siguieron modificándose, incorporando movimientos, pasos y gestos inspirados en las ideas de libertad, igualdad, fraternidad, tan de moda en esos tiempos de cambio.
Los ejércitos criollos contribuyeron a consolidar la emancipación americana pero también fueron espacios de difusión y de fusión de estilos musicales y de cantos populares regionales. Todas las noches en los campamentos se escuchaban las guitarras. La entonación de tonadas, cuecas, gatos, chacareras y cielitos aliviaba las penurias y tristezas de los soldados, templando su ánimo. Muchos de estos cantos eran originales de las comunidades aborígenes locales, enriquecidos con el aporte de negros, mulatos y mestizos, quienes peleaban por la independencia.
A partir de 1811, se popularizaron las llamadas Fiestas Mayas. Cada 25 de mayo, Buenos Aires dedicaba tres o cuatro días al festejo de un nuevo aniversario del primer gobierno patrio. Los festejos servían para despertar la conciencia cívica y social. Como sucede a menudo, la gente le dio sus propios tintes y colores a la celebración: bailes de máscaras, comparsas, murgas, refrescos, juegos que integraban a grupos de diferentes etnias, acompañaban a la ceremonia oficial que se llevaba a cabo en la Plaza de Mayo de Buenos Aires, donde ya se erguía la Pirámide de Mayo, primer monumento patrio que todavía existe.
Las danzas desempeñaron una función social muy importante en aquellos días de Mayo y han permanecido, después, con sus ricas variantes, profundamente arraigadas en manifestaciones tradicionales de la cultura argentina.
Ya se había armado… Qué fantástica, fantástica esta fiesta…
A través de las festividades populares, entre tantas otras acciones y pensamientos, nuestros antepasados tomaron conciencia del valor de la libertad, de la importancia de participar y luchar para conquistarla, mantenerla y donarla a las generaciones futuras. Festejando, señalaron las injusticias y desigualdades que los nuevos gobiernos patrios dejaban intactas. Lo que no podían proclamar en las sedes oficiales, lo dijeron bailando y cantando. Su alegría no fue despreocupada y autosuficiente, pasajera e inestable. Fue serena y templada. Fue patriótica. Así como la de estos niños, que cuando ensayaban hacían notar en sus caritas el entusiasmo porque se sentían parte de ésta fiesta que se celebra en la escuela y se iban apropiando del significado de patria.
Cuando, dentro de poco, recibamos una tarjeta de la Patria que diga: “Te invito a mi fiesta”, no seamos indiferentes. Pensemos cómo queremos conmemorarla. Habrá, sin dudas, muchas maneras, muchos actos y eventos. Entre ellos, que no ocupe un lugar menor la fiesta, según el espíritu de nuestros antepasados y que hoy lo están haciendo los chicos de 2do y del gradito de recuperación.